S/. 39 millones perdidos por caos vehicular en Arequipa
El tráfico se ha vuelto endiablado en la Ciudad Blanca. La Cámara de Comercio estima que cada trabajador llega 20 minutos tarde, tiempo que nunca se recupera. Es hora de empezar a replantear la ciudad. Un informe del Observatorio Socio Económico Laboral indica que mientras usted espera sentado a que su bus avance en los interminables congestionamientos producidos en las calles arequipeñas, la economía se detiene y se generan pérdidas irreparables. Ahora no hay trabajador que no llegue tarde a su centro de labor y alegue como disculpa el tráfico.
Según el gerente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA), Rafael Chirinos, se estiman pérdidas mensuales de 39 millones. El informe indica que la Población Económicamente Activa (PEA) asciende a 635 mil habitantes. Descontando a quienes no laboran, los ingresos mensuales promedio ascienden a mil 384 soles, entre sector público y privado. Cada trabajador a la semana labora 44 horas. El promedio de hora pagada asciende a 7 soles y 86 centavos. Según Chirinos, un servidor pierde 20 minutos para llegar a su empleo, la tercera parte de una hora que no volverá a recuperarse.El empresario afirma que con las tardanzas se atenta contra el costo de oportunidad. La alternativa de generar dinero se estanca en los cuellos de botella provocados por la ejecución de obras, reparación de pistas o cambio de tuberías. Los problemas comenzaron hace nueve meses con la ejecución de los intercambios viales en el By Pass de la avenida La Pampilla y el cruce de la misma con la avenida Los Incas. El estudio del Observatorio Socio Económico Laboral se hizo hace quince días.
Cuellos de botella
Los más de 39 millones de soles que se deja de producir mensualmente gracias al congestionamiento es un aproximado, sin embargo, las pérdidas podrían ser mayores en los últimos días que se agravaron los embotellamientos.Según el jefe de la Oficina de Prevención de Accidentes de Tránsito, Giovanne Oré Cornejo, solo se destinó 80 efectivos policiales para controlar la fluidez. Sin embargo, un número importante es requerido en operativos para el apoyo de las grúas de la Municipalidad Provincial o trabajos de prevención en el uso de zonas rígidas, lo que hace que su desempeño no sea eficiente.
Otra razón por la cual los vehículos fluyen con tanta lentitud es la ausencia de vías de desfogue a las avenidas principales. Se trata de calles estrechas que no pueden convertirse en alternativa para el tránsito vehicular.
Oré Cornejo pone como ejemplo la avenida Ejército, en donde la municipalidad de Yanahuara instala un drenaje para lluvias. Las vías adyacentes son las callejuelas del distrito de Yanahuara, insuficientes para descargar la afluencia vehicular. Lo mismo ocurre con el Centro Histórico y la avenida La Marina.
Exceso de vehículos
Tampoco sería preciso solo culpar a las obras municipales como responsables del caos vehicular. En los últimos diez años aumentó el parque automotor en una ciudad en cuyo Centro Histórico mucho antes circulaban caballos y carretas. El jefe de la Oficina de Prevención de Accidentes de Tránsito dice que el parque automotor bordea los 180 mil vehículos, entre públicos, particulares, de carga pesada y otros. Hasta mayo de 2010 había más de 150 mil registrados en la Sunarp.
Una causa del exceso de vehículos es sin duda la creciente demanda de automóviles en Arequipa. El año pasado se vendieron 144 mil unidades en todo el Perú. La Asociación Automotriz del Perú (AAP) indicó que la cifra superó en un 25% al año anterior, 2010. Del total de las compras, el 30% corresponde a provincias, siendo Arequipa, después de Lima, la segunda región con mayor demanda.
Números que en contraposición a la carencia de vías alternas y de desfogue nos hacen plantear un panorama poco esperanzador para un tráfico que en los últimos días colapsó por dos obras viales menores: la instalación de drenaje pluvial en una cuadra de la Avenida Ejército y el adoquinado en un tramo de la calle Ayacucho.
Antes de la ejecución de las obras, los cuellos de botella vehiculares se originaban en horas punta. Siete y nueve de la mañana, una y tres de la tarde. Ahora duran todo el día. No solo hay pérdidas en horas de trabajo. El tráfico atenta contra la salud de los viajeros por el incremento de la contaminación. Las unidades prenden y apagan sus motores más de una vez. Y eso significa más combustión y por ende más contaminación. Sin duda las consecuencias del caos vehicular no solo le arrebata a los arequipeños la oportunidad de generar más dinero, también los sume en una realidad insoportable. Urge una reforma integral del transporte. (Tomado de La República, 31-8-12)
Según el gerente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA), Rafael Chirinos, se estiman pérdidas mensuales de 39 millones. El informe indica que la Población Económicamente Activa (PEA) asciende a 635 mil habitantes. Descontando a quienes no laboran, los ingresos mensuales promedio ascienden a mil 384 soles, entre sector público y privado. Cada trabajador a la semana labora 44 horas. El promedio de hora pagada asciende a 7 soles y 86 centavos. Según Chirinos, un servidor pierde 20 minutos para llegar a su empleo, la tercera parte de una hora que no volverá a recuperarse.El empresario afirma que con las tardanzas se atenta contra el costo de oportunidad. La alternativa de generar dinero se estanca en los cuellos de botella provocados por la ejecución de obras, reparación de pistas o cambio de tuberías. Los problemas comenzaron hace nueve meses con la ejecución de los intercambios viales en el By Pass de la avenida La Pampilla y el cruce de la misma con la avenida Los Incas. El estudio del Observatorio Socio Económico Laboral se hizo hace quince días.
Cuellos de botella
Los más de 39 millones de soles que se deja de producir mensualmente gracias al congestionamiento es un aproximado, sin embargo, las pérdidas podrían ser mayores en los últimos días que se agravaron los embotellamientos.Según el jefe de la Oficina de Prevención de Accidentes de Tránsito, Giovanne Oré Cornejo, solo se destinó 80 efectivos policiales para controlar la fluidez. Sin embargo, un número importante es requerido en operativos para el apoyo de las grúas de la Municipalidad Provincial o trabajos de prevención en el uso de zonas rígidas, lo que hace que su desempeño no sea eficiente.
Otra razón por la cual los vehículos fluyen con tanta lentitud es la ausencia de vías de desfogue a las avenidas principales. Se trata de calles estrechas que no pueden convertirse en alternativa para el tránsito vehicular.
Oré Cornejo pone como ejemplo la avenida Ejército, en donde la municipalidad de Yanahuara instala un drenaje para lluvias. Las vías adyacentes son las callejuelas del distrito de Yanahuara, insuficientes para descargar la afluencia vehicular. Lo mismo ocurre con el Centro Histórico y la avenida La Marina.
Exceso de vehículos
Tampoco sería preciso solo culpar a las obras municipales como responsables del caos vehicular. En los últimos diez años aumentó el parque automotor en una ciudad en cuyo Centro Histórico mucho antes circulaban caballos y carretas. El jefe de la Oficina de Prevención de Accidentes de Tránsito dice que el parque automotor bordea los 180 mil vehículos, entre públicos, particulares, de carga pesada y otros. Hasta mayo de 2010 había más de 150 mil registrados en la Sunarp.
Una causa del exceso de vehículos es sin duda la creciente demanda de automóviles en Arequipa. El año pasado se vendieron 144 mil unidades en todo el Perú. La Asociación Automotriz del Perú (AAP) indicó que la cifra superó en un 25% al año anterior, 2010. Del total de las compras, el 30% corresponde a provincias, siendo Arequipa, después de Lima, la segunda región con mayor demanda.
Números que en contraposición a la carencia de vías alternas y de desfogue nos hacen plantear un panorama poco esperanzador para un tráfico que en los últimos días colapsó por dos obras viales menores: la instalación de drenaje pluvial en una cuadra de la Avenida Ejército y el adoquinado en un tramo de la calle Ayacucho.
Antes de la ejecución de las obras, los cuellos de botella vehiculares se originaban en horas punta. Siete y nueve de la mañana, una y tres de la tarde. Ahora duran todo el día. No solo hay pérdidas en horas de trabajo. El tráfico atenta contra la salud de los viajeros por el incremento de la contaminación. Las unidades prenden y apagan sus motores más de una vez. Y eso significa más combustión y por ende más contaminación. Sin duda las consecuencias del caos vehicular no solo le arrebata a los arequipeños la oportunidad de generar más dinero, también los sume en una realidad insoportable. Urge una reforma integral del transporte. (Tomado de La República, 31-8-12)
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