Día de la mujer
Aunque oficialmente, desde hace treintaicinco años, cada ocho de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, debido a una decisión de la ONU, lo cierto es que la lucha que tienen las mujeres para su reconocimiento de igualdad y desarrollo integral, al igual que los hombres, data de tiempos ancestrales.
De esa vieja historia reivindicatoria, hay que resaltar los siglos XVIII y XIX, porque junto con el movimiento obrero, las mujeres empezaron a lograr reivindicaciones como el sufragio femenino y a poner en agenda temas antes vetados, como la procreación consciente, la liberación femenina o libertad sexual, etc. De esa histórica lucha, es justo recordar la participación notable que tuvo la francoarequipeña Flora Tristán.
Es cierto que hasta la fecha los logros alcanzados por la mujer son muchísimos, pero es cierto también que aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, nadie puede negar el posicionamiento que las mujeres tienen hoy en campos que hasta poco estaban vetados para ellas. En nuestro país, de clara cultura machista, por poner un ejemplo, desde hace una década que ya empieza concebirse la idea de ser gobernados por una mujer, y es probable que eso suceda pronto.
A pesar de esos avances, que tangiblemente se ven en el campo profesional, técnico y político, en el de mentalidades es donde aún subsisten los frenos. Por eso es que el Día Internacional de la Mujer, más que de celebración por lo conseguido, debería ser de evaluación de lo que falta lograr, y es allí donde llegamos al tema de la discriminación de género, que sigue afectando a gran parte del mundo, y que se manifiesta en los aspectos más cotidianos, como la desigualdad de oportunidades, los matrimonios tempranos, el acoso sexual laboral, la diferencia salarial, la violencia hogareña, etc. En nuestro país, todas estas taras se muestran exponencialmente en las zonas rurales, por eso no es raro que, a la vez, sea allí donde se concentre los mayores índices de pobreza.
Y aquí es donde llegamos a un punto crucial, porque cuando hablamos del Día Internacional de la Mujer y cómo lograr la igualdad para su desarrollo integral, de lo que realmente estamos hablando es de cómo combatir eficazmente la pobreza en nuestro país y el mundo en general, ya que está totalmente comprobado que sólo puede alcanzarse un desarrollo y futuro sostenible cuando no sólo los hombres, sino también las mujeres, y principalmente de las zonas rurales, tengan una buena educación y, consiguientemente, un trabajo digno y bien remunerado. Esa es la garantía para tener menos niños desnutridos y más capital humano. Esa es la garantía para soñar con una sociedad justa, libre e inclusiva.
De esa vieja historia reivindicatoria, hay que resaltar los siglos XVIII y XIX, porque junto con el movimiento obrero, las mujeres empezaron a lograr reivindicaciones como el sufragio femenino y a poner en agenda temas antes vetados, como la procreación consciente, la liberación femenina o libertad sexual, etc. De esa histórica lucha, es justo recordar la participación notable que tuvo la francoarequipeña Flora Tristán.
Es cierto que hasta la fecha los logros alcanzados por la mujer son muchísimos, pero es cierto también que aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, nadie puede negar el posicionamiento que las mujeres tienen hoy en campos que hasta poco estaban vetados para ellas. En nuestro país, de clara cultura machista, por poner un ejemplo, desde hace una década que ya empieza concebirse la idea de ser gobernados por una mujer, y es probable que eso suceda pronto.
A pesar de esos avances, que tangiblemente se ven en el campo profesional, técnico y político, en el de mentalidades es donde aún subsisten los frenos. Por eso es que el Día Internacional de la Mujer, más que de celebración por lo conseguido, debería ser de evaluación de lo que falta lograr, y es allí donde llegamos al tema de la discriminación de género, que sigue afectando a gran parte del mundo, y que se manifiesta en los aspectos más cotidianos, como la desigualdad de oportunidades, los matrimonios tempranos, el acoso sexual laboral, la diferencia salarial, la violencia hogareña, etc. En nuestro país, todas estas taras se muestran exponencialmente en las zonas rurales, por eso no es raro que, a la vez, sea allí donde se concentre los mayores índices de pobreza.
Y aquí es donde llegamos a un punto crucial, porque cuando hablamos del Día Internacional de la Mujer y cómo lograr la igualdad para su desarrollo integral, de lo que realmente estamos hablando es de cómo combatir eficazmente la pobreza en nuestro país y el mundo en general, ya que está totalmente comprobado que sólo puede alcanzarse un desarrollo y futuro sostenible cuando no sólo los hombres, sino también las mujeres, y principalmente de las zonas rurales, tengan una buena educación y, consiguientemente, un trabajo digno y bien remunerado. Esa es la garantía para tener menos niños desnutridos y más capital humano. Esa es la garantía para soñar con una sociedad justa, libre e inclusiva.
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