Discurso inaugural del Encuentro Interregional de Mesas de Sur
Señores autoridades, delegaciones asistentes: Arequipa, la Ciudad Blanca, les abre los brazos con alegría y familiaridad en este Encuentro Macroregional sur de la MCLCP.
Señores autoridades de la macro región y amigos de las mesas del sur, la última vez que Arequipa fue sede de un Encuentro Macroregional, fue en el 2004. En estos últimos siete años, no sólo Arequipa, sino el Perú ha cambiado. Hace siete años, el país ostentaba vergonzosamente un índice de pobreza que bordeaba el 50%. Hoy bordeamos el 30% y para el 2016 la meta es llegar al 20%. Incluso sabemos por palabras de nuestro ministro de economía que para nuestro bicentenario, la meta es que el Perú celebre sus 200 años de independencia con 10% de índice de pobreza.
Es decir, pareciera que es fácil reducir la pobreza en nuestro país si es que, principalmente, seguimos manteniendo algunas variables económicas y ciertas políticas sociales. Sin embargo, estos años hemos aprendido también, que eso no basta, pues, si bien es cierto que dicho crecimiento económico ha permitido la reducción automática de la pobreza, eso no ha impedido que decrezca la desigualdad, al contrario, ésta ha aumentado. Es decir, somos un país menos pobre, pero con más desigualdad.
Señores autoridades de la macro región y amigos de las mesas del sur, recordemos que la desigualdad es un problema más grave que la pobreza. Me atrevo a pensar que, incluso, es más peligrosa, pues en su raíz se encuentran las razones por la que nuestro país históricamente no puede soñar con una visión compartida. Como diría Basadre, allí yace la causa por la que seguimos siendo una sociedad clasificada y dividida por podridos, congelados e incendiarios que siempre ponen en ascuas a nuestra débil democracia y, por tanto, la integridad del país.
Señores autoridades de la macro región y amigos de las mesas del sur, sabemos que un mecanismo seguro para acabar con la desigualdad es la inclusión social, que hoy se ha convertido en uno de los ejes fundamentales del actual gobierno, para lo cual, incluso se ha creado el Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social. En la Mesa sabemos que la tare de la inclusión es una tarea mucho más difícil que reducir la pobreza, pues hablar de inclusión social significa ampliar nuestra mirada, tanto en lo económico, para que todos los peruanos participemos y nos beneficiemos del crecimiento, como en lo social para que todos los peruanos accedamos igualitariamente a los servicios universales que mejoren nuestra calidad de vida y en lo ciudadano para que todos los peruanos tengamos los mismos derechos y oportunidades. Por eso es que en este encuentro macroregional nos hemos reunido para trabajar la “Agenda de la concertación para el reconocimiento, la inclusión y la equidad”, que es, a la vez, el lema de este evento.
Creemos que por esa razón, la propia Ministra de Inclusión y Desarrollo Social, Carolina Trivelli, ha considerado que la Mesa es un aliado estratégico en los objetivos que está poniendo y pondrá en marcha. Nosotros creemos que no le falta razón, pero no sólo con nuestro trabajo, sino fundamentalmente con nuestras críticas y trabajo concertado contribuiremos a lograr las metas y objetivos que este gobierno y específicamente el MIDIS se ha propuesto, pues, a las finales, de lo que se trata es que, independientemente del color de la camiseta del gobierno o de la camiseta que cada y uno tiene derecho a tener, tengamos a una sola visión, un solo gran objetivo, cual es: lograr una vida digna para todos los peruanos y peruanas.
Creemos que para el sur del Perú, el tema de la inclusión es mucho más urgente, pues desde el pasado, esta zona de nuestro país se constituyó en una especie de nación aparte, no sólo por sus raíces históricas, sino por un trato especial, o mejor dicho, maltrato de los últimos gobiernos, que han contribuido a que esta zona muestre algunos de los índices más altos de pobreza y desigualdad en nuestro país, como es el caso de Puno, Cusco y Apurímac. Terrible paradoja, ya que estamos hablando de las regiones, quizá, con mayores riquezas, tanto naturales como culturales.
Casi desde los inicios de la república, ha sido una constante que cada naciente gobierno ofreciera un paquete de promesas para el sur, promesas incumplidas que alimentaban ese sentimiento de ira y rebeldía, no sólo contra los gobiernos, sino contra el país. Por eso no es raro que el espíritu descentralista naciera por estos lares, específicamente en Arequipa, tierra que hoy le abre los brazos y que nos recuerda que si queremos hablar en serio de inclusión social, ésta tiene que venir acompañada de una auténtica política descentralista, que no sólo es imprescindible e impostergable para la región sur, sino para todo el país.
Señores autoridades de la macro región y amigos de las mesas del sur, cuando en este momento rememoro a Arequipa como cuna inspiradora del descentralismo en el Perú, estoy evocando a las figuras notables y señeras de Lino Urquieta y Francisco Mostajo, que se suman a las figuras de otros grandes de la macroregión sur como José Carlos Mariátegui, por Moquegua; Jorge Basadre, por Tacna, Luis E. Valcárcel, por Cusco; José María Arguedas, por Apurímac; Gamaliel Churata, por Puno y Carlos León Velarde, por Madre de Dios, todos ellos, notabilísimos personajes que soñaron un Perú auténticamente libre, unido y próspero. Estoy seguro que el pensamiento y el espíritu de estos peruanos, eternos y universales, están representados en cada uno de ustedes, en cada una de las delegaciones de la macro región sur que hoy están aquí presentes y que han venido a trabajar para que nuestro país sea, además de libre, unido y próspero, menos pobre y más inclusivo. Gracias. (José Luis Vargas Gutiérrez, Coord. MCLCP-AQP)
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